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México DF, Antarctica
escribana que estudió periodismo, ama el rock y sus músicas aledañas, así como la poesía y las relaciones tormentosas

abril 19, 2014

"Reunión" de Nirvana: emotiva e irrepetible. Los Tres. Infanzón.... (conciertos DF abril 19 a 24)

porque el espacio en el papel nunca es suficiente... 
las RECOMENDACIONES de la 
RUTA SONORA
abril 19 a 24




"REUNIÓN" de NIRVANA:
EMOTIVA e IRREPETIBLE.
________

LOS TRES. HÉCTOR INFANZÓN.
MATT & KIM. 


Krist Novoselic, Dave Grohl; Wendy O'Connor, madre de Kurt Cobain, besada por Courtney Love; Michael Stipe
Ceremonia en que fue inducida la banda Nirvana al Salón de la Fama del Rock and Roll 2014 // foto: AP


El pasado 10 de abril, en el Barclays Center de Nueva York, se llevó a cabo una ceremonia un tanto ñoña de origen, que por fortuna fue salvada por algunos de sus galardonados, que hicieron lo posible por volverlo digno y un tanto más significativo: la inducción al Salón de la Fama del Rock and Roll 2014, este año para Nirvana, Peter Gabriel, Cat Stevens, Linda Ronstadt, Kiss, Daryll Hall and John Oates, The E Street Band (banda de Bruce Springsteen), así como los míticos managers Brian Epstein (The Beatles) y Andrew Loog Oldham (The Rolling Stones).
Pero este espacio quiere hacer hincapié en la histórica reunión de los músicos de Nirvana, a propósito de los sentidos testimonios que dieron después sus ex miembros Dave Grohl y Krist Novoselic sobre lo que ello significó, según publicó la Rolling Stone estadunidense el miércoles 16.

Las 4 invitadas: Kim Gordon, Joan Jett, Annie Clark y Lorde


Para que un artista sea elegido en tal honor, deben pasar 25 años tras el lanzamiento de su primer sencillo o álbum. Éste era el primer año en que Nirvana podía ser elegido, y el jurado no dudó, en coincidencia con los 20 años de la muerte de Kurt Cobain. Emotivo fue que Michael Stipe, de R.E.M., los presentara, pues Cobain era entusiasta de tal banda (Kurt iba a grabar un material especial con aquél, antes de morir). Stipe indicó que Nirvana dio voz a los que se sentían carentes de afecto; una generación ignorada por la depresión económica: “fueron verdaderos artistas, no rockstars”.

Conmovedor fue ver tocar a Grohl y Novoselic, con Pat Smear en guitarra invitada (tal y como los acompañó en sus giras, en los últimos 2 años que existió Nirvana), cuatro temas clásicos, no ejecutados por sus integrantes originales hacía 20 años. En voces, sólo mujeres: Joan Jett, Kim Gordon (Sonic Youth), Annie Clark (St. Vincent) y Lorde. ¿Por qué? La respuesta a esto y demás sentimientos encontrados, a continuación.


"Sustancia y profundidad,
no auto-indulgencia": Grohl

Una ceremonia del estilo, es algo que Cobain execraba. Pero estos hombres le dieron la vuelta: “Podría ser un buen momento para honrar y recordar a Kurt”, dijo Novoselic. Grohl: “Veíamos imposible volver a tocar estas canciones; requeríamos gran preparación emocional”. Una vez que accedieron a tocar, vino lo inevitable: una lista con posibles cantantes. Ningún varón aceptó: “Quizá no quisieron asumir algo con tanto peso”. Pero Joan Jett fue la primera en aceptar. Quisieron que estuviera PJ Harvey, de la que Cobain era fan, pero no pudo. Con todo, de pronto Grohl lo tuvo claro: “¡Eso es! ¡Deben ser puras mujeres!” Kurt era feminista y eso le habría encantado. Grohl: “Cantar sólo con mujeres sería un reto, una aportación; agregaría sustancia y profundidad al show, y no auto-indulgencia; agregaría futuro, no nostalgia”.



De izquierda a derecha: Pat Smear, Joan Jett, Dave Grohl (detrás), Lorde, Annie Clark, Kim Gordon, Krist Novoselic,
interpretando "All Apologies". Show de entrada de Nirvana al Salón de la Fama del Rock and Roll 2014.



De nuevo en los ensayos brotaron los temores, pero también la magia. Novoselic tuvo que reaprenderse sus partes sacándolas de un libro de partituras: “Cuando las empecé a tocar, sentí algo fuerte y oscuro; me dije: ‘oh, Dios, ¿de verdad estoy tocando esto otra vez?” Para Grohl también fue denso: “La primera vez que las tocamos de nuevo, sentí que veía un fantasma, como si Kurt estuviera ahí. A la tercera vuelta, aquello empezó a sonar a Nirvana. Tocamos Scentless Apprentice y las mandíbulas se fueron al piso. Nos oímos con asombro, como si no hubiéramos tocado eso antes. Dije: ‘¿Así de bien sonábamos? ¡Con razón la gente nos puso atención!”

Más allá de las palabras pegajosas de agradecimiento y de recuerdo al ex baterista de Nirvana Chad Channing (Grohl en realidad fue el quinto baterista del grupo), y de los abucheos a Courtney Love cuando con todo y rencillas, abrazó a Grohl y Novoselic, expresando que todos eran familia, el encuentro fue un emotivo homenaje. Grohl: “Fue una oportunidad única de reunión. Y todos estábamos ahí por Kurt. Más que un show, fue un gran suceso para nosotros, personal y emocionalmente”. Tanto, que no pudieron resistir el sacar toda la emoción acumulada y volver a tocar viejas piezas: el after fue un concierto en un pequeño club de Nueva York, donde con las mismas invitadas salvo Lorde, así como J Mascis de Dinasour Jr y John McCauley, tocaron 19 temas de Nirvana, para unos cuantos afortunados. Sin embargo, ahí quedó. Grohl: “Fue una noche que jamás se repetirá. Por ello fue poderosa, bella y significativa. Definitivamente no lo volveremos a hacer”.






JAVIER BÁTIZ + TEX TEX. CASINO SHANGHAI.
QUIERO CLUB. FIESTA BALKANERA. URSS BAJO EL ÁRBOL + NEON LION. TRIO SUBTONIC. MIYAVI.



SÁBADO 19

Javier Bátiz

SÁBADO 19 y DOMINGO 20.  Rocanrol legendario con el guitarrista mexicano Javier Bátiz, su hermana Baby Bátiz y el maravilloso rock agropecuario blues-country-blues de  Tex Tex. Teatro Blanquita (Eje Central 16), 18 horas, $311 a $541.





Balkanero Sound System

2. Fiesta Balkanera total con: Balkanero Sound System (con un DJ set especial de Balkan Brass Battles: Boban & Marko Markovic vs Fanfare Ciocarlia); set explosivo para no parar de bailar y Noir Manouche, banda mexicana integrada por virtuosos músicos que aplican desde el manouche hasta las estridencia del folk gitano. Foro Hilvana (Colima 378, casi con Salamanca, Condesa). 21 horas, entrada libre. 





URSS bajo el árbol




3. Rock deconstructivo de reciente camada, con URSS Bajo el Árbol, Neon Lion, Maverick Stn y Dandy Overdose. Pasagüero (Motolinia 33, Centro). 21 horas (puntual), $70. 







DOMINGO 20



Héctor Infanzón


Pianismo, Tributo a la salsa, espectáculo bailador de primer orden con el fino pianista mexicano Héctor Infanzón al frente, acompañado por Irving Lara, Daniel López Infanzón y la Citadino Big Band. Alameda Sur (Miramontes y Las Bombas). 18 horas, entrada libre.



LUNES 21






Trío Subtonic: experimentación total a ser armada por Galen Clark, Bill Athens y Hernán Hecht. Pata Negra (Tamaulipas y Juan Escutia, Condesa). 22 horas, entrada libre. 








MARTES 22






Los regios de Quiero Club y su electro-pop-rock agridulce. Siguen presentando su disco El Techo es el Suelo. Pata Negra (Tamaulipas y Juan Escutia, Condesa). 22 horas, entrada libre. 








MIÉRCOLES 23



Los Tres

1. El gran combo chileno Los Tres dará tres horas de concierto, con lo más selecto de su repertorio. Imperdible. Lunario. 21 horas, $430.



Matt & Kim



2. De Brooklyn, el punky-pop de Matt & Kim: baterías dinámicas, teclados juguetones, melodías primaverales, ideales para esta temporada.

El Plaza (Juan Escutia 4, Condesa). 21 horas, $430 a $658.








Miyavi



3. Quienes gustan del virtuosismo en la guitarra, no podrán resistirse a ver a este sorprendente japonés llamado Miyavi, "el guitarrista samurai", que igual se aplica al folk-blues que al pop absoluto.

Circo Volador (La Viga 146, colonia Jamaica; metro Jamaica). 20 horas, $600 y $930. 







JUEVES 24


Casino Shanghai, hoy día
(Robledo, Ulalume, Schmidt)



Casino Shanghai, banda pionera del synth-pop en México, con tres de sus integrantes originales: Ulalume, Walter Schmidt y Carlos Robledo. Muy recomendable. Imperial (Álvaro Obregón 293, Condesa). 22 horas, $80.







abril 17, 2014

Cuando García Márquez me hizo ir a su casa por un libro autografiado.

porque el espacio en los tuits nunca es suficiente...





"Una flor grande y otra chiquita"


De cuando García Márquez
me hizo ir a su casa por un libro autografiado.




Gabriel García Márquez partió de este mundo el 17 de abril de 2014



Escribiré esta historia de un tirón, sin borrador previo, con la tristeza y premura del fallecimiento de esa gran luz literaria que fue el colombiano, casi mexicano, Gabriel García Márquez, sin más afán que compartir una sencilla anécdota ocurrida en 1994, que culminó en un invaluable regalo. Narración que sólo quiere ofrecer una pequeña fotografía sobre lo grande que era Gabo, más que una absurda presunción personal, ya que no hice demasiado como para que él fuera tan generoso. Quizá muchos detalles se me escapen, quizá cuente la historia como la recuerde, más que como pasó, como él decía, pues han pasado 20 años. Pero en esencia, esto es lo que recuerdo.


* * *






Todo comenzó en el Palacio de Bellas Artes. En la sala principal, ofrecían una conferencia magistral Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, en esos lejanos momentos en que los escritores arrastraban multitudes de todas edades y colores, de diferente forma que ahora en Ferias de Libros, con mucha más pompa y circunstancia. Había un poco más de prosperidad. Eran los años 90. 

Lejos de toda solemnidad, aquella charla era una romería. Gente que subía y bajaba por los pasillos laterales y el central, fotógrafos, reporteros. Recuerdo que en el pasillo, junto a mí pasó Fabrizio León, que andaba en chinga fotografiando, y años después (yo no lo sabía entonces) sería mi jefe hasta hoy día en La Jornada; lo acababa de conocer una semana antes en casa del periodista Víctor Roura, tras un concierto de Aerosmith, y lo saludé con granentusiasmo, pues era fan de su trabajo.

Fuentes y García Márquez hablaban efusivos ante el azoro, asombro y felicidad de los presentes. 

Yo me había enterado el mero día de aquella conferencia, unas horas antes, entre clases en la Universidad Iberoamericana, "la ibero", donde yo estudiaba. Como vivía en Lindavista, y mis clases terminaban entre 1 y 3 de la tarde, aproximadamente, no me daba tiempo de regresar a casa por algunos libros y volver para estar a las 5 en el recinto del Centro Histórico. Querría haberlo hecho, porque es allá donde tenía un Cien años de soledad en primera edición (de mi mamá), entre otros volúmenes. También tenía en casa La Región más Transparente y Aura. Pero como digo, no me daba tiempo de ir y volver. 

No puedo recordar nada de lo que ahí se dijo, pero sí recuerdo haberme llevado una impresión bastante grata de ambos. Se llevaban muy bien entre ellos, hacían muchas bromas y recuerdo lo divertidos que me parecieron, lejos de la imagen acartonada que entonces yo tenía de los escritores (después frecuentaría a muchísimos, y sabría que están más locos que los músicos de rock, ja ja). Ya también había conocido en otros foros a Octavio Paz, quien me parecía imponente y majestuoso, pero más solemne. 

Al final, la gente se arremolinó para la anunciada firma de libros. "Que aunque sea me firmen mi cuaderno", pensé. Comenzó todo en ordenada fila, pero aquéllo se fue saliendo de control, hasta que hubo bolas de gente estirando brazos, pidiendo firmas. En medio del alboroto, Fuentes permanecía de pie, elegante, con traje y peinado impecables, un tanto apurado, y gritaba: "¡Gabo, Gabo, ¿qué hacemos?!", pues al parecer, no había quién pusiera orden. Recuerdo que los veía como seres míticos. Cada gesto, cada palabra coloquial, fuera de programa, que escuchaba en ellos, eran vistos por mi mocedad como reliquias atesorables, como si recogiera pedazos de sus ropas, cabellos o el utensilio que hubieran usado. Fuentes estaba detrás de una gran mesa con mantel verde de felpa, tratando de calmar a la gente, mientras firmaba libros. Pero por alguna razón, aunque era seguidora de ambos, yo me había formado del lado de García Márquez. Tuve que elegir, porque no iba a haber mucho tiempo, ya que pronto se los llevarían de ahí, y más con tal caos. Así que dejé hablar a mi corazón, y éste eligió a Gabo, con quien estaba más enganchada en aquellos días, literariamente hablando. 

Gabo permanecía sentado, con su saco café de gamuza (¿o era de pana?), observando el desorden, muy divertido, sin inmutarse. Mientras Fuentes lucía nervioso y un tanto asustado, Gabo moría de risa y gritaba: "¡Fuentes! ¡Siéntate!" Pero don Carlos no le hacía caso. 


Gabo con Carlos Fuentes
Con todo y el desmadre, había cierto "orden" en cuanto a acercarse a la firma. La fila era irregular, desordenada, muchos se metían... aquéllo era una "fila-bola", pero a la mexicana la íbamos llevando. Mas... justo cuando estuve más cerca de García Márquez, de pronto dijeron que ya se los llevarían, así que la masa se empezó a aventar aun más. Entonces fui apachurrada contra la mesa, de forma que quedé casi cara a cara con el escritor colombiano, mientras decenas de jóvenes extendían sus manos con algún libro, gritándole que les firmara. Mientras pasaba esto, Gabo observó que me estaban aplastando. Yo le gritaba: "¡Gabo, Gabo! No pude traer un libro tuyo, pero por favor, fírmame aquí en mi cuaderno!" Gabo se me quedó viendo y me dijo con cierta lástima: "No me dejan firmar en cuadernos, sólo en libros". Le dije: "¡Fírmame en la mano! ¡En el cuello!" Y esto le dio mucha risa. 

Este diálogo ocurría mientras yo tenía gente encima, gritando, pidiendo orden, rogando por autógrafos... y él seguía firmando al aire libros, casi sin ver a quién lo hacía. De pronto me dijo: "Qué bonitas florecitas..." (yo no entendía)... las de tu blusa... (yo sonreí, abochornada) ...tan bonitas como tú". Yo traía puesta una de esas camisas de algodón de los noventa, con flores pequeñas estampadas. Seguía siendo oprimida, mi pecho sobre la mesa, manos volátiles sobre mi cabeza. Y mientras él firmaba, proseguía nuestro extraño diálogo. Me dijo: "Dame tus datos. Yo te mando un libro autografiado". Inmediatamente arranqué un pedazo de papel de mi cuaderno y le puse mi nombre y mi dirección. Pensé que me lo iba a enviar por correo. El desgarriate continuaba, pero él pareció aislarse un segundo, cuando recibió mi papelito. Lo leyó con parsimonia: "Mmmh.. No me pusiste tu teléfono..." ¡Aaaaah! No podía creerlo. Y claro, había sido difícil escribir, pues no dejaban de moverse todos sobre mí. Me moría de pena de causarle tanta molestia. Lo reescribí con calma y se lo di de nuevo, ya con mi teléfono. Se le quedó viendo: "¿Patricia"? -¡Sí!, dije. Se lo guardó en la bolsa izquierda del saco. Me miró con una cara entre coqueta y traviesa, como de niño: "Patricia... ¡qué trabajo nos ha costado! ¿eh? Yo te llamo". 

En eso, los seudo-organizadores se llevaron a los escritores, finalmente. 


Gabo en su última aparición pública, fuera de su casa
en el Pedregal, en su cumpleaños, 6 de marzo de 2014


Para mí, haber dialogado con él de esa peculiar forma, ya era mucho regalo, yo que en esas fechas no paraba de leerlo y habitaba como en ninguna otra edad, sus frases y maneras parsimoniosas de entender y decir las cosas. No tenía la más mínima esperanza de que me llamara ni nada. Pensaba que perdería el papelito, que ni se iba a acordar. Que todo había sido una cortesía del momento. Pero tampoco lo tomaba a mal. ¿Por qué alguien tan grande como él, se iba a acordar y preocupar por enviarle un libro a una chamaca desconocida?

Pero a las dos semanas, una persona llamó a mi casa familiar. No recuerdo si contestó mi mamá, mi papá, algún hermano mío o yo misma. Lo que sí es que cuando tomé el auricular, una voz femenina, mayor, me dijo: "¿Patricia Peñaloza? El maestro Gabriel García Márquez quiere hacerle un regalo. ¿Puede usted pasar tal día a tal dirección (Fuego número *** en el Pedregal) por él?" Casi me desmayo. 





Por supuesto llegué puntual a la cita. Mi cerebro post-adolescente se hacía ilusiones de que el mismo Gabo estaría esperándome para darme el libro. Hasta pensé en proponerle una entrevista. Mi cabecita volaba y volaba. 

Muy arregladilla y nerviosa, toqué el timbre. Pero el suceso fue muy rápido. Abrió la puerta un ama de llaves, me dio un sobre manila que contenía Doce cuentos peregrinos, el libro que entonces estrenaba. La portada en su edición original luce un cesto con 12 rosas. Las flores seguían en esta historia como eje temático. Dije: "Ah, muchas gracias... Oiga, esteee . . ."  Y cerraron la puerta casi en mi cara. 

Me imaginé entonces alguna misiva mayor, acompañando el sobre. Pero no. Ahí mismo en la banqueta, abrí apresurada el paquete. No había nada más. Entonces abrí la tapa. Y ahí estaba su dedicatoria: "Para Patricia Peñalosa: una flor grande y otra chiquita. Gabriel 94".

Estaba conmovida. ¿Por qué había hecho algo así, con una equis como yo, en medio de centenares de chamacos? No tenía idea, pero me habló de lo extraño, curioso, grande y hermoso que era este hombre. 



Autógrafos con flores, usuales en García Márquez
Yo atribuí en ese momento, en mi realismo mágico personal, que lo de las flores tenía que ver con mi blusa del otro día y me sorprendía que lo recordara. Con esa superchería crecí, hasta que Google me empezó a demostrar que estampar dedicatorias con flores era algo muy usual en García Márquez. Pero no importa. Una vez rota la ilusión, la simplísima historia queda en mi recuerdo, como la de un hombre sencillo, noble, tierno, con un brillo en los ojos extraordinario. 








Descansa en paz,  Gabriel García Márquez.
Hasta siempre. 










abril 12, 2014

Kurt Cobain: 20 años en el Nirvana. Rock vs Cáncer // conciertos del 12 al 17 de Abril.

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las RECOMENDACIONES de la
RUTA SONORA
abril 12 a 17

KURT COBAIN:
20 AÑOS EN EL NIRVANA

ROCK para ayudar a NIÑOS con CÁNCER. 

Kurt Cobain

Han pasado 20 años (5 de abril) desde que el compositor, cantante y guitarrista de Nirvana (1989-1994) hizo estallar su rostro en el ático de su hogar en Seattle, Estados Unidos, sumido en una depresión que ni el estrellato ni la heroína pudieron aliviar. Tras dos décadas, la presencia de Kurt Donald Cobain (1967-1994) en la música sigue siendo vigente y su recuerdo entrañable. Los que amamos el rock genuino, generado desde lo más profundo del corazón, la mente y la víscera, buscamos sacarlo del poster estático para imaginarlo de pie al lado nuestro, y evitar se convierta en la broma hueca que, la misma industria que lo llevó a la destrucción, le quiere seguir jugando (Cobain reiría de que su natal Aberdeen recién decretó “El Día Kurt Cobain”, el día de su natalicio, el 20 de Febrero).

Más allá de que su existencia y desaparición hayan marcado un antes y un después en la historia del rock, al encabezar sin proponérselo, el movimiento cultural apodado como grunge, la música de Cobain sigue moviendo almas al haber sido manufacturada desde lo más hondo de la sinceridad, lo más puro del idealismo, y lo más crudo del dolor personal. Muchos han generado música excitante, pero son pocos los que además de ello, han ofrecido además con su lírica y actitud, torrentes de verdad, al tocar las fibras de los espíritus utópicos, apasionados, sensibles, atormentados. En una sociedad tan segregacionista, Kurt le habló (y le sigue hablando) a los que las mentes estandarizadas acusan de ser “diferentes” o “fuera de la norma”.

Cobain, en contraposición a lo insustancial del glam ochentero, aportó un sonido silvestre y provocador, que combinó el ardor y desaliño del punk, los riffs del hard rock (que no del metal, al que execraba) y la efectividad melódica del pop (amaba a The Beatles y R.E.M.), mediante estructuras que alternaban versos semi-acústicos con disonancias corales, en deliberado fusil a sus admirados Pixies. Sus letras irónicas, plenas de imágenes sórdidas y fatídicas, estaban inspiradas en la poesía beat de Allen Ginsberg y William Burroughs. Furia y tristeza sustentaban su brillantez para generar contrapunteadas y luminosas melodías, metáforas de sí mismo: detrás de ese rostro impasible y noble, había un mundo de corrosión, agresividad y turbulencia.

Para el frágil rubio, el punk-rock era militancia, destino y misión, rasgo idealista que quizá se perdió para siempre después de su muerte, al hacer evidente la imposibilidad (al menos hasta entonces) de “infiltrarse en los mecanismos del imperio y corromperlo desde dentro”, como llegó a afirmar en sus Diarios (compilación de Clara Drechsler y Harald Hellman, 2003). Desde los 16 años, cuando se “convirtió al punk” en un concierto de Melvins (narrado por él mismo), comenzó a asumir una romántica personalidad redentora: “Hagamos una cruzada musical”. Adelantado a su tiempo, defendió los derechos homosexuales (cuando el tema aún era tabú) y feministas. Pero rumbo al final de su vida, tras su fama a nivel mundial (al día, Nirvana ha vendido más de 75 millones de discos), la cual había anhelado para poder dar “su mensaje” (su manager Danny Goldberg afirmaría: Kurt buscaba esa fama, me jodía para que los catapultara), la decepción llegó, inevitable: “Me siento como un cretino hablando de mí, como si fuera un icono semi-divino o producto de los corporativistas. ¡No puedo con el éxito, me siento tan culpable!”. En su carta de suicidio, fue más que claro: “No puedo seguir engañándolos, no la estoy pasando bien”.

“Kurt Cobain fue congruente hasta el suicidio”, sentencia Juan Villoro en Safari Accidental. Triste pero cierto. Pensar con toda fe como aquél lo hacía, le llevó a un punto sin escape: elegir entre vivir con cinismo o morir tempranamente, antes de llegar al hastío total: "más vale arder de una vez que quemarse lentamente" (Neil Young dixit), escribió también en su último adiós. El cruzado terminó crucificado por sus fantasmas y paranoias, por una autoestima mermada por la falta de cariño de su padre, que le hizo sentir que no merecía ser una hermosa hoguera permanente e inapagable.

Hoy no quisiéramos recordar su muerte. Hoy quisiéramos tenerlo entre nosotros, haciendo canciones tremendas. Pero quizá ya no lo estaría haciendo: quizá sabía que el desgano se aproximaba; quizá no hubo nadie que lo alentara, mucho menos Courtney Love, adicta y egoísta. Por ello es mejor recordarlo con su sonrisa amplia: sonreía tan poco, que cuando lo hacía, todo lo llenaba. Y qué mejores sonrisas, que las que transformaba en descargas sonoras, llenas de un dolor que sanaba. Porque para él, Nirvana significaba “libertad lejos del dolor y el sufrimiento: eso es lo que más se acerca a mi definición del punk-rock. El arte es libertad. El arte es sagrado. No hay nada más sagrado”. Ojalá, Kurt querido, la paz te haya alcanzado.





SLEIGH BELLS. LOS LICUADORAS. 
JUAN CIREROL. SAÚL FIMBRES. SILVERIO.
HAIR FEST. ROCK VS CÁNCER. NOCHE ROCKABILLY. HIPERBOREAL.
GOLFO + PRISCILA



SÁBADO 12



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Hair Fest. Festival de metal para ayudar a niños con cáncer, para lo cual es preciso llevar un mechón de pelo de 25 centímetros (con lo cual se harán pelucas sustitutas, necesarias dados los tratamientos a los que son sometidos), o en su defecto pagar $70, que serán para pagar medicamentos y financiar tratamientos. En vivo: Maligno, Luzbel, Voltax, Ágoora, IntoXxicated, Raped God 666, Profanator, Black Overdrive y Los Viejos. Polyforum Siqueiros (Insurgentes 701 y Filadelfia, Nápoles). 14 horas. www.hairfest.org. 


Rock vs Cáncer. Quinta edición de este festival, también para apoyar a niños con cáncer. Cover: un juguete. En vivo: Yucatán A go gó, Paco Barrios El Mastuerzo, Buen Rostro, The Bastards, Jamaica Sonora, Mr Gus-P y su Ritmo Vagabundo, Theorick, Tocho Bandera Skate Boarding Stands. Deportivo Cacalote en Cuajimalpa / Huixquilucan. Info a detalle: www.rockvscancer.mx 



Los Gatos





¡Noche Rockabilly en el Alicia! Los Gatos, The Pardos, Los Rebeldes Locos, Los Teddy Boppers, The Popsicles. Cuauhtémoc 91-A, Roma. 20 horas, $70. 













Hiperboreal

Nortec Collective presenta a Hiperboreal en el Caradura (Nuevo León 73, Condesa), con el show -Humans + Machines Set. 21 horas, $100. 

Noche de selección exquisita para no parar de bailar con Golfo (Evaristo Corona) y Priscila (Quiero Club). Club Social Rhodesia (Durango 80, Roma). 23 horas. Hombres $150, Mujeres no pagan. 






MARTES 15



Sleigh Bells

1. Sleigh Bells. El dueto neoyorquino integrado por el productor y compositor Derek Miller y la cantante Alexis Krauss, ofrecerá su divertida y rara mezcla de electropop duro, combinado con guitarras puercas, casi hardcoreras. Promueven su tercer disco, Bitter Rivals (2013). Muy entretenido. El Plaza (Juan Escutia 4, Condesa). 21 horas. $540 a $770.







Los Licuadoras


2. Los Licuadoras, hace tiempo mucho más que un dueto (Diego Elgarte y su servidora, Pati Peñaloza), viene cargado de rock denso y psicodelia, además de su punk y garage acostumbrados. Tienen que escuchar su nuevo sonido, rumbo a la aparición de su segundo disco. Si van a ver a Sleigh Bells, sólo suban la escalera al salir. Pata Negra (Juan Escutia y Tamaulipas), 22 horas, ENTRADA LIBRE. 









MIÉRCOLES 16


Juan Cirerol
Luego de una larga ausencia en este recinto, vuelve Juan Cirerol al Imperial, con toda su locura habitual, pero con más brillo y lucidez. Álvaro Obregón 293, Condesa. 22 horas, $100. 






JUEVES 17



Saúl Fimbres

1. Saúl Fimbres desde Hermosillo, Sonora, con un sonido campirano parecido al que le conocemos a Juan Cirerol (algo de country, algo de norteña), pero con melodías más suaves y letras mucho menos salvajes. Presenta su disco El blues de las amapolas. Le acompaña Paulino Monroy. Foro El Tejedor de El Péndulo (Álvaro Obregón 86, Roma). 20 horas, $80. 







Silverio



2. Su majestad imperial Silverio, el hombre de las cavernas nasales, hará una más de las suyas, llena de música análoga y perversa, llegando al límite de las majaderías y la ironía destornillada. Imperial (Álvaro Obregón 293, Condesa). 22 horas, $150.