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México DF, Antarctica
escribana que estudió periodismo, ama el rock y sus músicas aledañas, así como la poesía y las relaciones tormentosas

julio 24, 2015

TAME IMPALA. CURRENTS: la expansión bailable de la psicodelia.

como lo vio en la
RUTA SONORA
publicado originalmente en  
LA JORNADA
(julio 17 2015)


TAME IMPALA





CURRENTS:
la expansión bailable de la psicodelia

El revival psicodélico-sesentero ha pasado por varias reinterpretaciones a lo largo de las décadas. Por citar ejemplos, en los años 80, Echo and the bunnymen, The Legendary Pink Dots, aportaron su particular versión; en los 90, The Stone Roses, Primal Scream, Inspiral Carpets, colorearon sentidos con el maraqueo del baggy beat; Kula Shaker fue más cercano al flower-power. Más experimentales, Spacemen3, Mercury Rev y The Flaming Lips, han puesto el ruido y la locura; del lado noise, My Bloody Valentine y The Jesus and Mary Chain agregaron oscuridad. En los dosmiles, Wolfmother se puso stoner y adelantó lo que luego vendría con la diversidad de Dungen, Animal Collective, Pond, Foxygen, Temples y uno de sus mejores exponentes: Tame Impala, de Perth, Australia.


Tras los impecables discos Innerspeaker (2010) y Lonerism (2012), capaces de yuxtaponer melodías beatle-pinkfloydescas con guitarras llenas de distorsión muy de fines de los 70, así como sintetizadores de misma era, con efectos digitales actuales, esta banda sumó texturas suficientes para consolidar un nuevo revival de alta y feliz aceptación masiva. Una vez encendida la chispa, el fuego se expandió y derivó en expresiones como las citadas, sobre todo Pond (grupo satélite de Tame Impala) o los ingleses Toy y Temples, que más parecieron seguir el manual de cómo sonar a la psicodelia lisérgica de antaño. Kevin Parker, líder de Tame Impala, inteligente e inventivo, no sólo en la voz sino multi-instrumentista y productor, se dio cuenta de que este hype de emulación relativa se agotaría pronto. Su espíritu no es copista, sino el de un creador. Tuvo claro que había que ir más allá, sobre todo al ver que una desbandada de grupos se subía a su exitoso tren.


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Sabio y en búsqueda de la expansión sonora, Parker se bajó del tren: estréllense solos. Y desde su propia maquinaria generó Currents (2015), un disco que hoy se estrena oficialmente, con el cual da la vuelta a la psicodelia como hasta ahora la hemos entendido. En provocadora actitud de ruptura consigo mismo, las guitarras tronadoras desaparecen para dar paso a paredes de sintetizadores sin fin. Con la habilidad de los grandes, Tame Impala cambia su sonido casi radicalmente, sin perder su esencia. Con este álbum, la banda enriquece al género; hace que entre otras cosas, la psicodelia sea bailable, al seguir un beat incesante (como en Let it happen, gran sencillo), quizá en cercanía con Primal Scream, pero en otra rítmica. La lírica de Parker también vira, y el brillo vital se transforma en angustia existencial; en miseria suavizada a punta de teclados análogos de inicios de los 80; esto es: un tanto más synth-pop, aun más cercanos al space-rock, con ocasionales guiños funky a lo Prince, quizá contagiados por la colaboración reciente de Parker con el productor Mark Ronson. Así, no renunciaron a su acostumbrado viaje cósmico ni a hacer guiños melódicos a lo Brian Wilson: sólo cambiaron de nave sónica, sin abandonar sus bajos macizos ni la belleza ultra-melódica de sus juegos vocales.

Su nuevo sonido ha generado desconcierto entre sus fans, pero también aceptación entre quienes comprenden su evolución. Para el simplista, “Tame Impala se volvió electro-pop”. Para quienes aman la música, el combo australiano sigue forjando un nombre serio en la historia pop, más allá de la moda volátil, al elaborar un eslabón que da continuidad a la psicodelia, como habría de escucharse de forma inédita en los dosmil-dieces