porque el espacio en el papel nunca es suficiente...
las RECOMENDACIONES de la
RUTA SONORA
abril 12 a 17
KURT COBAIN:
20 AÑOS EN EL NIRVANA
ROCK para ayudar a NIÑOS con CÁNCER.
Kurt Cobain |
Más allá de que su
existencia y desaparición hayan marcado un antes y un después en la historia del
rock, al encabezar sin proponérselo, el movimiento cultural apodado como grunge,
la música de Cobain sigue moviendo almas al haber sido manufacturada desde lo
más hondo de la sinceridad, lo más puro del idealismo, y lo más crudo del dolor
personal. Muchos han generado música excitante, pero son pocos los que además
de ello, han ofrecido además con su lírica y actitud, torrentes de verdad, al tocar
las fibras de los espíritus utópicos, apasionados, sensibles, atormentados. En
una sociedad tan segregacionista, Kurt le habló (y le sigue hablando) a los que
las mentes estandarizadas acusan de ser “diferentes” o “fuera de la norma”.
Cobain, en contraposición
a lo insustancial del glam ochentero, aportó un sonido silvestre y
provocador, que combinó el ardor y desaliño del punk, los riffs del hard
rock (que no del metal, al que execraba) y la efectividad melódica del pop
(amaba a The Beatles y R.E.M.), mediante estructuras que
alternaban versos semi-acústicos con disonancias corales, en deliberado fusil
a sus admirados Pixies. Sus letras irónicas, plenas de imágenes sórdidas
y fatídicas, estaban inspiradas en la poesía beat de Allen Ginsberg
y William Burroughs. Furia y tristeza sustentaban su brillantez para
generar contrapunteadas y luminosas melodías, metáforas de sí mismo: detrás de
ese rostro impasible y noble, había un mundo de corrosión, agresividad y
turbulencia.
Para el frágil rubio, el
punk-rock era militancia, destino y misión, rasgo idealista que quizá se perdió
para siempre después de su muerte, al hacer evidente la imposibilidad (al menos
hasta entonces) de “infiltrarse en los mecanismos del imperio y corromperlo
desde dentro”, como llegó a afirmar en sus Diarios (compilación
de Clara Drechsler y Harald Hellman, 2003). Desde los 16 años, cuando se “convirtió al
punk” en un concierto de Melvins (narrado por él mismo), comenzó a
asumir una romántica personalidad redentora: “Hagamos una cruzada musical”.
Adelantado a su tiempo, defendió los derechos homosexuales (cuando el tema aún
era tabú) y feministas. Pero rumbo al final de su vida, tras su fama a nivel
mundial (al día, Nirvana ha vendido más de 75 millones de discos), la cual
había anhelado para poder dar “su mensaje” (su manager Danny Goldberg
afirmaría: Kurt buscaba esa fama, me jodía para que los catapultara), la
decepción llegó, inevitable: “Me siento como un cretino hablando de mí, como si
fuera un icono semi-divino o producto de los corporativistas. ¡No puedo con el
éxito, me siento tan culpable!”. En su carta de suicidio, fue más que claro: “No
puedo seguir engañándolos, no la estoy pasando bien”.
“Kurt Cobain fue
congruente hasta el suicidio”, sentencia Juan Villoro en Safari
Accidental. Triste pero cierto. Pensar con toda fe como aquél lo hacía, le
llevó a un punto sin escape: elegir entre vivir con cinismo o morir tempranamente,
antes de llegar al hastío total: "más vale arder de una vez
que quemarse lentamente" (Neil Young dixit), escribió
también en su último adiós. El cruzado terminó crucificado por sus fantasmas y
paranoias, por una autoestima mermada por la falta de cariño de su padre, que
le hizo sentir que no merecía ser una hermosa hoguera permanente e inapagable.
Hoy no quisiéramos
recordar su muerte. Hoy quisiéramos tenerlo entre nosotros, haciendo canciones
tremendas. Pero quizá ya no lo estaría haciendo: quizá sabía que el desgano se
aproximaba; quizá no hubo nadie que lo alentara, mucho menos Courtney Love, adicta y egoísta. Por
ello es mejor recordarlo con su sonrisa amplia: sonreía tan poco, que cuando lo
hacía, todo lo llenaba. Y qué mejores sonrisas, que las que transformaba en descargas
sonoras, llenas de un dolor que sanaba. Porque para él, Nirvana significaba “libertad
lejos del dolor y el sufrimiento: eso es lo que más se acerca a mi definición del
punk-rock. El arte es libertad. El arte es sagrado. No hay nada más sagrado”. Ojalá,
Kurt querido, la paz te haya alcanzado.
SLEIGH BELLS. LOS LICUADORAS.
JUAN CIREROL. SAÚL FIMBRES. SILVERIO.
HAIR FEST. ROCK VS CÁNCER. NOCHE ROCKABILLY. HIPERBOREAL.
GOLFO + PRISCILA
JUAN CIREROL. SAÚL FIMBRES. SILVERIO.
HAIR FEST. ROCK VS CÁNCER. NOCHE ROCKABILLY. HIPERBOREAL.
GOLFO + PRISCILA
SÁBADO 12
Hair Fest. Festival de metal para ayudar a niños con cáncer, para lo cual es preciso llevar un mechón de pelo de 25 centímetros (con lo cual se harán pelucas sustitutas, necesarias dados los tratamientos a los que son sometidos), o en su defecto pagar $70, que serán para pagar medicamentos y financiar tratamientos. En vivo: Maligno, Luzbel, Voltax, Ágoora, IntoXxicated, Raped God 666, Profanator, Black Overdrive y Los Viejos. Polyforum Siqueiros (Insurgentes 701 y Filadelfia, Nápoles). 14 horas. www.hairfest.org.
Rock vs Cáncer. Quinta edición de este festival, también para apoyar a niños con cáncer. Cover: un juguete. En vivo: Yucatán A go gó, Paco Barrios El Mastuerzo, Buen Rostro, The Bastards, Jamaica Sonora, Mr Gus-P y su Ritmo Vagabundo, Theorick, Tocho Bandera Skate Boarding Stands. Deportivo Cacalote en Cuajimalpa / Huixquilucan. Info a detalle: www.rockvscancer.mx
Los Gatos |
Hiperboreal |
Nortec Collective presenta a Hiperboreal en el Caradura (Nuevo León 73, Condesa), con el show -Humans + Machines Set. 21 horas, $100.
Noche de selección exquisita para no parar de bailar con Golfo (Evaristo Corona) y Priscila (Quiero Club). Club Social Rhodesia (Durango 80, Roma). 23 horas. Hombres $150, Mujeres no pagan.
MARTES 15
Sleigh Bells |
1. Sleigh Bells. El dueto neoyorquino integrado por el productor y compositor Derek Miller y la cantante Alexis Krauss, ofrecerá su divertida y rara mezcla de electropop duro, combinado con guitarras puercas, casi hardcoreras. Promueven su tercer disco, Bitter Rivals (2013). Muy entretenido. El Plaza (Juan Escutia 4, Condesa). 21 horas. $540 a $770.
Los Licuadoras |
2. Los Licuadoras, hace tiempo mucho más que un dueto (Diego Elgarte y su servidora, Pati Peñaloza), viene cargado de rock denso y psicodelia, además de su punk y garage acostumbrados. Tienen que escuchar su nuevo sonido, rumbo a la aparición de su segundo disco. Si van a ver a Sleigh Bells, sólo suban la escalera al salir. Pata Negra (Juan Escutia y Tamaulipas), 22 horas, ENTRADA LIBRE.
MIÉRCOLES 16
Juan Cirerol |
Luego de una larga ausencia en este recinto, vuelve Juan Cirerol al Imperial, con toda su locura habitual, pero con más brillo y lucidez. Álvaro Obregón 293, Condesa. 22 horas, $100.
JUEVES 17
Saúl Fimbres |
1. Saúl Fimbres desde Hermosillo, Sonora, con un sonido campirano parecido al que le conocemos a Juan Cirerol (algo de country, algo de norteña), pero con melodías más suaves y letras mucho menos salvajes. Presenta su disco El blues de las amapolas. Le acompaña Paulino Monroy. Foro El Tejedor de El Péndulo (Álvaro Obregón 86, Roma). 20 horas, $80.
Silverio |
2. Su majestad imperial Silverio, el hombre de las cavernas nasales, hará una más de las suyas, llena de música análoga y perversa, llegando al límite de las majaderías y la ironía destornillada. Imperial (Álvaro Obregón 293, Condesa). 22 horas, $150.