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México DF, Antarctica
escribana que estudió periodismo, ama el rock y sus músicas aledañas, así como la poesía y las relaciones tormentosas

abril 29, 2012

Roger Waters: Encuentro con el Movimiento por la Paz

"¡Estamos hasta la madre!", 

gritó la pared de Roger Waters

  
por: Patricia Peñaloza // fotos: Pepe Rivera


Roger Waters con integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad,  
entre ellos, la madre de Juan Francisco Sicilia. 

El músico inglés Roger Waters, artífice del deslumbrante montaje escénico-musical The Wall, se encontró la noche del viernes, durante el intermedio de su espectáculo en la ciudad de México, con 10 integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, en su mayoría familiares de fallecidos en la "guerra contra el narco", aunque entre ellos no estuvo el poeta y periodista Javier Sicilia, cabeza del movimiento, pues se encontraba en Los Ángeles preparando su próxima caravana de paz. Entre abrazos solidarios, Waters se unió a la demanda: "Sí a la Ley General de Víctimas". 

Por entre la oscuridad de los asientos y las luces rojas, los sonidos cuadrafónicos de helicópteros que vigilan, de aviones bombarderos que surcan aires, de metrallas que parecieran disparar hacia el público, todo ello simulando la guerra de las pesadillas que Waters depositó en su obra cumbre , integrantes del MPJD, víctimas de una guerra verdadera y no simulada, donde la muerte no es una representación catártico-musical, se acercaron al encuentro que el mismo ex Pink Floyd les había solicitado. 

Juan Francisco Sicilia de niño, en pantallas durante el concierto del viernes

Esto, poco después de que en pantallas, en medio de una lista de personas desaparecidas o asesinadas a lo ancho del orbe, seguida cada foto de una ficha que detallaba año de nacimiento y de muerte, así como su ocupación, apareciera a pocos minutos de iniciado el concierto, una foto del hijo de Javier, asesinado en mayo de 2011, Juan Francisco Sicilia, de niño, con su nombre y datos mecanografiados, cual en gran ficha de archivo. Los gritos de la audiencia fueron de conmoción, y sobre todo de sorpresa ante tal signo de solidaridad, perfectamente integrado a la producción y a la estética de este simbólico montaje en torno al absurdo de la guerra. Minutos después, en medio de la canción Mother, con fondo negro y letras rojas, apareció gradualmente la frase: "Estamos... Hasta..." y la gente gritó: "¡¡la madre!!" y en efecto, fue completada: "Estamos hasta la madre", en medio de alaridos aprobatorios. 


La emblemática frase del Movimiento por la Paz // foto: Pati Peñaloza

La cercanía entre el músico y el Movimiento comenzó dos días antes, cuando la producción de Ocesa le hizo saber a la gente del MPJD que Waters les había solicitado tener un encuentro con Javier Sicilia, pues sabía de su persona y su lucha. También les pidió directamente la foto de Juanelo, como le decían cariñosamente a Juan Francisco. Al no poder asistir Javier, se le propuso pudieran ir a verlo familiares de los caídos, a lo cual asintió inmediatamente. 


Entre otros, el grupo estuvo integrado por María del Socorro Ortega (mamá de Juanelo), Nancy Raquel Rosete, Teresa Carmona (madres de jóvenes asesinados); Saúl Armando Romo, Manuel Contreras, Alberto Mora Ramírez, Arturo Malvido (parientes de fallecidos), y los poetas Jorge González de León (padrino de Juanelo) y Eduardo Vázquez. A sabiendas de que tendrían poco tiempo, cada uno le fue contando quién era y su circunstancia, regalándole fotos de sus seres queridos. 



Teresa Carmona cuenta: "Waters estaba muy conmovido; nosotras le contábamos nuestro caso, llorábamos, y él no sabía qué hacer más que abrazarnos, como diciendo: '¿qué puedo hacer por ustedes?' Yo le dije que era bueno tener un hermano por el mundo con este mensaje de paz: 'ojala tu generosidad fuera viral'. Otro compañero le dijo: 'ojalá uno solo de nuestros políticos tuviera tu generosidad". María del Socorro y Teresa portaban playeras con la foto de sus hijos, las cuales fueron firmadas por el músico: “sin duda nuestros hijos habrían venido a este concierto”, le dijeron. 



Al final le obsequiaron una caja blanca simbolizando un ladrillo para construir la paz, que contenía una carta donde se le explicaba más ampliamente en qué ha consistido la lucha del MPJD. Acto seguido se tomó una foto grupal en la que Waters se ofreció a portar la consigna "Sí a la Ley General de Víctimas". Se despidió de todos cariñosamente: "lo siento, debo ir a trabajar", pues debía continuar el concierto, sin dejar de prometerles: "Haré algo con todo esto que me están dando; ya veré qué, pero haré algo". 


Carta del Movimiento al músico 




México DF, a 27 de abril de 2012. 

Nuestro más amplio agradecimiento por la oportunidad de encontrarnos y mirarnos a los ojos y permitirnos dar este mensaje: 
Somos un Movimiento que surgió el año pasado como respuesta a la violencia generalizada en nuestro país y generada por las políticas de combate contra las drogas y los cárteles del narcotráfico. 
Las 60 mil muertes, las 10 mil desapariciones así como los 160 mil desplazamientos en tan sólo seis años son una tragedia causada directamente por una política de seguridad equivocada. Además de que menos de 2 por ciento de los crímenes se investigan y resuelven. 


El Movimiento organizó dos caravanas que recurrieron el sur y el norte de México e impulsó diálogos con el Poder Ejecutivo y Poder Legislativo, con el fin de buscar alternativas a la guerra, lo cual ha permitido reconocer la emergencia nacional por la que atravesamos como sociedad en México. Frente al dolor, hemos caminado, hemos abrazado y llorado, ello con la dignidad que nos habita, que nos hace buscar, que nos hace luchar y que nos hace convertir el dolor en amor. Las cifras de esta guerra tienen rostro en cada una de nosotras y nosotros. 
Pedimos paz, pedimos justicia y dignidad. Le entregamos este ladrillo blanco como símbolo de la construcción de la paz para derribar los muros de la violencia, lleve el mensaje de esperanza de todas las víctimas de México. 

Atentamente, 
Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.




abril 27, 2012

Roger Waters 2012. A Mover el Voto.

Roger Waters. A mover el voto. 



La elocuente crítica al gran capital opresor y a la guerra como motor económico, que expusiera en 1979 el músico inglés Roger Waters a través de su emblemático álbum The Wall, sigue teniendo gran vigencia, a poco más de tres décadas. La metáfora del muro que nos divide como seres humanos entre el espíritu sin mácula con el que nacemos, y el mundo que a lo largo de la vida se nos va construyendo al rededor, sigue siendo un conflicto interno para el hombre contemporáneo. 

En esa medida es que The Wall, no sólo como símbolo musical e histórico de una de las más deslumbrantes bandas de rock de todos los tiempos, sigue conectando cables mentales con quienes presencian este montaje escénico-musical de fastuosa producción; un muro gigante, luces invasivas, escenografías imponentes; sonido cuadrafónico que parece disparar objetos de un lado del foro a otro, haciendo que quienes asisten giren sus cabezas bajo la sensación de que un avión o un arma vienen en dirección a ellos. 

Con un diseño especial para su gira por Latinoamérica (mandó a hacer un muro desmontable de mayor longitud), Waters repite el show que trajera a México en diciembre de 2010, ahora con más posibilidades de despliegue, dentro de una atiborrada gira mundial, a sus 67 años de edad. 

Y como Waters repite espectáculo, lo que esta servidora ha tenido que decir al respecto, ya lo escribió en esas fechas; así que va el link de lo dicho entonces, respecto a la obra The Wall: http://bit.ly/ItLLLj

El espectáculo Roger Waters, The Wall Live, se presenta los días 27 y 28 de abril en el Foro Sol. 20 horas, $300 a $2550. 
 
Música vs violencia 

 Los Malditos Cocodrilos

Acostumbrados a los festivales de los grandes consorcios, todos hacen cara rara cuando se les plantea que el festival A Mover el Voto: Por un Cambio Verdadero es organizado por integrantes de la comunidad cultural (artistas plásticos, músicos, bailarines, promotores). Los recursos y los donativos provienen de la ciudadanía, no de partido político alguno. Y su espíritu va por defender la libertad de expresión a través del arte, la organización ciudadana, la participación democrática, como contrapeso a la violencia que México vive. “A Mover el Voto es un esfuerzo donde creemos que el baile, el gozo, la creación, son acciones políticas que debemos defender para impedir que nos dejen sin espacios y sin derecho a la alegría y la esperanza”, dicen sus organizadores. 

Líber Terán

Con más de 30 artistas y tres escenarios, este festival se plantea como el primero de una serie, con sedes próximas a ser reveladas: “12 horas de música, información, danza, artes plásticas”. Con: Los Malditos Cocodrilos (ex Maldita Vecindad), Antidoping, Los de Abajo, Líber Terán, Nayeli Nesme, Los Nakos, Matatena, Salario Mínimo, La Sabrosa Sabrosura, La Sonora Mezcalera, Los Victorios (ex Salón Victoria), Leones Negros, Gabino Palomares, Los Parientes de Playa Vicente, Cucalambé, Chucho Gil y sus Copleros, en música; Danza Contemporánea SV4 Javier Santander, en danza; El Gritón, Jesús Villaseca (fotografía), Efraín Herrera, Alfredo Navarrete, en artes visuales, entre muchos otros. 

La cita es el Deportivo Francisco I. Madero (Telecomunicaciones s/n esquina Calle 3, Colonia Ejército Constitucionalista, Iztapalapa). 12 horas, entrada libre. Información completa: www.conciertosmorenacultura.blogspot.com


 

abril 22, 2012

Del Rock pa' la Causa y al Revés (Laberinto Urbano 1998)

Reportaje publicado en la revista Laberinto Urbano
en marzo de 1998
por Patricia Peñaloza

(transcrito a mano por no hallarse el original digital)

Del Rock pa'la Causa y al Revés
fotos originales: Víctor Mendiola


¿Qué tan comprometido está el rock mexicano con su realidad? ¿Es necesario estarlo? A continuación, un mosaico en el que varios músicos describen su postura y experiencia, el cual refleja de alguna manera, a nuestra sociedad joven y urbana, y cómo el Movimiento Zapatista ha incidido en el desarrollo mismo del rock local. 

***

Ha sido en su crecimiento y aceptación, que el rock nacional se ha comprometido o no con los acontecimientos sociales. Tras el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994, las respuestas entre la sociedad se dividieron; con el rock nacional pasó lo mismo: en general hubo simpatía, lo cual se manifestó como nunca antes hacia causa alguna, a través de conciertos masivos organizados por los mismos músicos, junto a estudiantes y artistas de otras disciplinas. Estos festivales se han convertido en espacios alternativos de expresión que reúnen dinero o alimentos que sí llegan a su destino (las comunidades indígenas en Chiapas, aunque después los destinos han variado, con la misma efectividad) e informan a los asistentes sobre lo que ocurre en el país, aunque mucho público vaya sólo a echar relajo. Su estructura ha sido ejemplo para otros intereses: libertad de expresión, damnificados, contra la manipulación, derechos humanos, lucha contra el sida, etcétera. Aquí, varios músicos mexicanos reflexionan sobre el sentido de ayudar, lo que generan estas acciones, y la relación que, para ellos, deben guardar música y entorno. 


Del Rock Empaquetado al Comprometido 

“El rock en México no tuvo un origen revoltoso y propositivo como en Estados Unidos o Inglaterra”, recuerda Armando Vega-Gil, escritor y bajista de Botellita de Jerez; “llegó como un producto empaquetado”. Alfonso Figueroa, bajista de Santa Sabina, incide: “el problema del rock mexicano en los 80 era que cada grupo estaba en su onda; nadie se unía a trabajar para que creciera y se fortaleciera como movimiento”. En los años 60, el rock mexicano fue sólo una traducción ingenua del original. En los 70, el posible movimiento fue aplastado tras la satanización de Avándaro. Al respecto, continúa Vega-Gil: “Entonces era natural el quehacer artístico ligado al político, pero el rock estaba aparte, y era considerado ‘imperialista’. Si querías que la música tuviera efecto político, sólo podías inscribirte en las peñas”. 

En los 80, la producción roquera no sólo fue baja y de nulo compromiso, sino que era un movimiento débil. Tuvo el rock nacional que crecer e instalarse en el gusto popular para que entonces apenas se cuestionara si podía tener conciencia social o no. Y en 1994 estaba en pleno repunte. La “cultura” del concierto masivo ya se había asimilado y comenzaba a formarse como industria. Existía la infraestructura material para organizar conciertos independientes y, sobre todo, público. El rock pudo entonces ser utilizado para convocar festivales solidarios. Aunque esto no ha sido fácil: las autoridades regularmente han puesto trabas, han creado provocaciones porriles o policiales; han prohibido realizar conciertos al aire libre. Por eso, desde que comenzaron a celebrarse, se buscó hacerlo en espacios autónomos, como la UNAM, o tomando la calle (el “Ángel” de la Independencia, por ejemplo). 


Dice Pato, guitarrista de Maldita Vecindad: “lo realmente peligroso es reunirse, intercambiar ideas, no mentar la madre”. Estos toquines fueron ganando espacio e identidad, de modo que el último que realizó la ONG La Bola, señala la escritora Adriana Díaz Enciso, organizadora, que fue el primero en este género en ser efectuado en un espacio público (Deportivo Azcapotzalco), gracias a la nueva disposición del gobierno del Distrito Federal. Quien esto escribe, desde 1994 acude a estos conciertos. En ellos, ha constatado a través de las charlas con los asistentes, que entre el slam y las botellas de plástico llenas de tierra cual proyectiles, se vive algo inédito: un sentimiento de liberad distinto a los que ofrecen los antros o las empresas servidoras del Ticket Master

Estos toquines no sólo se han convertido en espacios alternativos de expresión, sino que quien va sabe que con 10 o 15 pesos va a ver a muchas bandas, como no ocurre en otro sitio, y que con ello va a ayudar a los indígenas más pobres; no se venden envases de vidrio ni bebidas alcohólicas, y la seguridad son ellos mismos. Se han vuelto una nueva manera de divertirse: “bailar ahí con tal propósito es ya un acto político”, sintetiza Vega-Gil. Esta generación de jóvenes, contagiada por el discurso desenfadado zapatista, comprueba, indica Figueroa, que “hacer política puede ser en los 90 un acto lúdico, y lo lúdico algo político”. A veces pareciera que muchos músicos sólo tocan por Chiapas para aprovechar el escenario. El bajista de la Santa aclara: “Eso habla de la falta de espacios para tocar en la ciudad; si no lo entendiéramos quienes organizamos, seríamos unos fascistas”. El guitarrista de Maldita lo siente favorable: “Es una retroalimentación chida: del rock para la causa y de la causa para el rock”. 

Además, el formato de “muchas bandas por poco dinero” se ha extendido hasta para realizar conciertos comerciales. Otros buenos ejemplos de retroalimentación, continúa Pato, es que estos festivales “han derribado prejuicios y reunido a las bandas, cosa que no había sucedido, y ha fortalecido al movimiento musical; se ha formado en torno a éstos un pequeño universo de creación, expresiones nuevas incluso en la forma de bailar, de vestir; como una breve cultura del concierto solidario”. De la misma manera, estos conciertos han dividido la legitimidad entre bandas: las que apoyan y las que no; ha abierto discusión al respecto: ¿por qué hacerlo?, ¿por qué no? 

Participación a detalle 

Cada músico expresó, de modo más preciso, su postura, de acuerdo con su experiencia y participación. 


Pato de La Maldita: “Mi banda ha participado desde antes de 1994 en conciertos de apoyo a causas diversas, incluyendo la de Chiapas. Participar parte de la misma concepción del grupo; nuestro discurso no está desasociado del entorno. Y sobre si el rock debe ser contestatario, eso tiene que ver más con la condición ciudadana de cada quien, que con pertenecer a un grupo. Y como banda, ¿por qué la realidad tiene que estar separada del discurso, si te atañe lo que pasa en tu país, seas lo que seas? Cualquier discurso, hasta el que se dice apolítico, es político. Pero divergimos de la actitud radical de ‘vamos a educar al pueblo’; sólo queremos ser un vehículo de expresión. Nos involucramos porque nos sentimos hermanados con los indígenas: así como ellos carecen de espacios de participación, los artistas también. Estos conciertos demuestran que empezamos a escucharnos y que el movimiento de jóvenes toma un nuevo carisma”. 

Pinocho, cantante de Estrambóticos, banda que también le entra a estos toquines, dice: “Es natural ser roquero y participar, pues formar una banda es ya un acto solidario, generoso: prestas tu equipo, das de tu tiempo. Ahora, no es criticable si eres sensible o no a la realidad, eso queda en tu conciencia. En la nuestra sí ha habido interés, pues como artista, es necesario que transformes la realidad; si de ella omites la injusticia, eres parcial. Juntar alimentos para Chiapas es una emergencia, pero no queremos asumir una actitud evangelista. Sabemos que muchos van sólo al desmadre, por eso como grupo, la nuestra debe ser una actitud sensibilizadora; no podemos arreglar el problema ni explicar todo lo que pasa, pero sí motivar para que luego lean, se involucren más. Si repartes el corazón, dejas más que tirando un choro”. 

Paco Ayala, bajista de Molotov, banda que ha levantado polémicas por su lenguae soez e incluir propósitos de denuncia social, no participa en conciertos por Chiapas, pero sí por otras causas. Dijo: “Es importante tener conciencia, porque los jóvenes que escuchan música ahora están más involucrados que antes con lo que viven. Esta propuesta es un movimiento generacional que ha hecho crecer a muchas bandas. Como ciudadano, antes que como músico, es importante tener un espacio a través del cual expresar lo que te molesta. Lo nuestro ha repercutido; eso se ve en la cantidad de intentos por censurarnos. No participamos por Chiapas porque no nos han invitado (aunque los organizadores replican que sí se les invitó pero no aceptaron). Eso no quiere decir que no nos preocupe, y por asistir no vamos a solucionar ese problema u otro. Si nos invitan, aceptaríamos. Lo importante es referir lo que pasa, criticar la violencia; nuestra manera de ayudar es con música y lo vamos a seguir haciendo”. 

Ya en la hip-hopeada, otro Pato, pero de Control Machete, aseveró: “Es importante como banda crear conciencia. Nos involucramos en lo que podemos. Tratamos de mostrar las cosas como las vemos y de presentarlas a la gente para que le entre el gusanito de querer ayudar. Debemos entre todos alentarnos para ser un mejor país, y para eso hace falta conciencia; por eso Control trata de abrir la mente. Lo de haber apoyado a Jorge Lankenau fue algo personal de Toy, él puede contestar eso, y si no hemos participado en conciertos de apoyo a Chiapas, es porque no ha habido comunicación con sus organizadores, pero sí nos gustaría, estamos abiertos. Aunque hemos sabido que algunos de ellos piensan que no valemos la pena como grupo; así no podemos acercarnos. Además, preferimos ayudar de modo más discreto”. 


Para seguir con bandas jóvenes, los regios de Plastilina Mosh, de dos años de fundada, pero con buen arraigo actual entre la banda, se explayaron. Dijo el tecladista Alejandro Rosso: “Sería hipócrita decir que nos importa lo sociopolítico del país. Nunca hemos sido conscientes. Votamos y ya. No nos interesa hablar de lo que ocurre; nos parece aburrido hablar de lo que dicen ya los periódicos. Preferimos proponer música de ánimo positivo, que te haga sentir bien. La música es un gozo espiritual”. Señala Jonás González, guitarra y voz: “Sí nos parte la madre que maten a tanta gente en Chiapas, pero no es nuestro pedo y no lo podemos arreglar. No somos líderes de opinión; si hablamos del tema, no influye, somos personas comunes y corrientes. El rock es para divertirse y no para crear desmadres, sentirse machín o intimidar al otro. Somos músicos, no líderes sociales o políticos. No estamos de acuerdo con que la música se convierta en partido o religión”. Matiza Rosso: “Pero si podemos hacer algo que sepamos que va a ayudar, sí participamos. Lo hicimos en un concierto por damnificados tras el huracán Paulina. Y aunque somos más una propuesta musical que letrística, no hacemos tampoco música tonta, pues aun sin letra, puede ser inteligente, no vacía”. 

Por otros rumbos, el veterano bluesero Guillermo Briseño, involucrado con el EZLN desde 1994 (inclusive formó parte de la presidencia colectiva de la Convención Nacional Democrática organizada por el grupo guerrillero), quien ha integrado las ONG de músicos y artistas por Chiapas, Batallón de los Corazones Rotos y Serpiente sobre Ruedas, declaró: “Muchas actividades sociales y políticas en la que hemos participado varios artistas desde los años 70, son antecedentes que han permitido acercarnos al movimiento zapatista. En los 80 decayeron muchas asociaciones de artistas; yo seguí apoyando causas sociales. Desde 1994, varios artistas hicimos performances, organizamos el concierto ’12 Serpiente’, con el que vimos que éramos capaces de seguir. Los organizadores nos dividimos, pero los que nos unimos como Serpiente sobre Ruedas recorrimos ciudades del país con el mismo propósito; luego grabamos el disco Juntos por Chiapas, cuyas ventas serán para ayudar a los indígenas. También llevamos un mensaje cultural a Berlín en 1996, al Encuentro Intercontinental contra el Neoliberalismo. Nadie me dijo que tenía que ayudar; si alguien lo considera racional, puede hacerlo porque le toca, los problemas del país nos afectan a todos”. 



Alex Lora, líder de El Tri, quien recientemente abriga cuanta causa populista se le aparezca, externó: “El rock sí debe involucrarse con causas sociales, pues es música de y para la gente; qué mejor que sirva para ayudar a quien lo necesite y para concientizar. El Tri ha cooperado con niños discapacitados, mexicanos contra el sida; con comunidades desprotegidas a través de una canción en el disco Juntos por Chiapas; en la construcción de escuelas e iglesias, en una patrulla de rescate en ciudad Neza. Hacerlo dignifica, limpia al rock, al cual se le desprestigia mucho. Sería padre que nuestra música lo resolviera todo, pero no es así; lo que podemos hacer es denunciar lo que pasa. Gracias a estos actos, el rock ha crecido, llega a más público, tiene más fuerza y puede cada vez decir cosas más profundas e importantes. Sí hemos tocado para varios partidos políticos, porque ser rocanrolero es difícil, y si nos dan vida, tomamos su propuesta; eso no desacredita, porque aunque toque para el PRI, critico igual que en un hoyo fonqui”. Esta autora le comenta que los indígenas chiapanecos, aunque mueren de hambre, no aceptan por dignidad la comida del gobierno, y él contesta: “Deben tener sus razones y actuar por el ideal que persiguen. El mío es sobrevivir a la represión, la ridiculización, la satanización y todo contra lo que he remado”. 

José Manuel Aguilera, cabeza creativa de La Barranca, grupo que recientemente se integró a los conciertos por Chiapas (y cuyo proyecto musical, sin panfletos, posee conciencia social como banda de rock: “Lo es para cualquiera, no sólo para los grupos. Yo no haría distinción. Como habitantes de este tiempo y lugar, es nuestra obligación estar informados. Ayudar deja frutos tanto en los grupos como en el público. Si tienes visibilidad pública, es padre que puedas ser útil y atraer la atención hacia una causa, aunque requiere de una ética personal: qué tanto lo usas en tu beneficio, para que digan que ‘eres buena onda’, y qué tanto quieres de veras ayudar. Cuando nos piden participar, si lo fines son sólo políticos, partidistas, lo pensamos bien, pues se presta a interpretaciones subjetivas; pero si sabemos que la ayuda es apremiante, y que el resultado de nuestra participación será superior a los intereses personales, adelante. La Barranca no es un grupo político ni partidista, pero nos preocupa la realidad; no somos explícitos pero sí se nota en nuestra música. Quien esté relacionado con la expresión, debe reflejar su entorno aunque sea de modo indirecto”. 

Voces desde dentro de La Bola

Igualmente, hablaron algunos miembros de La Bola, organismo independiente integrado por músicos, artistas y estudiantes, responsable de las giras de conciertos “Muévete, Gira por la Libertad”, en 1997, y “Muévete contra la Guerra”, en enero y febrero de 1998, que recaudaron dinero y especie como ayuda para las comunidades indígenas desplazadas en Chiapas. La Bola ganó experiencia desde que sus integrantes participaron en la ONG Batallón de los Corazones Rotos, creada en 1994. 



En su representación, continuaron Díaz Enciso, Rita Guerrero, voz de Santa Sabina, Figueroa y Vega-Gil. Santa y Botellita, desde formadas, han apoyado causas sociales: “No está disociado de nuestro trabajo musical”, dice Guerrero; “con el tiempo hemos pulido la organización de estos conciertos, cada vez tenemos objetivos más claros. En 1995, ’12 Serpiente’ y ‘Rock por la Paz y la Tolerancia’, en la UNAM, marcaron una forma distinta de hacer conciertos. Al principio hubo oradores; ahora para informar usamos la estación de radio virtual (con promocionales y locuciones en vivo) ‘XEZLN, la estación del pasamontañas’. Notamos que quienes asisten tienen más idea que al principio, del significado de estos actos. Nuestro impulso principal es el amor. No tenemos en la ciudad causas para movilizarnos; adoptamos la zapatista porque es una motivación para los jóvenes. Llevar toneladas de alimento no soluciona el problema, pero ir y ver cómo viven los indígenas es muy valioso”. Figueroa: “Nos hace sentir vivos. Es cómodo no opinar y como roquero narrar el acontecer personal como si fuera lo más profundo. El rock nació como contestación social y su esencia está en tocar los corazones y la realidad”. 

Entonces, quien no ayuda, ¿está mal? Guerrero: “No, cada quien puede participar como quiera y pueda, o quizá no hacerlo”. Figueroa, más radical: “Quien no apoya no está consciente de lo que pasa. No cuestionamos el trabajo artístico, pero si hay una revolución, nadie se salva”. Continúa Adriana Díaz: “No repudiamos a quien no apoya, sólo nos parece raro que mucha gente, sea lo que sea, no esté consciente”. Prosigue Vega-Gil: “Para evitar que lo que organiza La Bola se vuelva frívolo y parezca ‘una moda’, tenemos que ser radicales para ser claros”. Puntualiza Guerrero: “Pero no decidimos quién toca y quién no; sólo tocan si están de acuerdo con las demandas que adoptamos: que se retire el Ejército de Chiapas, se cumplan los Acuerdos de San Andrés y se investigue y desarme a los paramilitares”. 

Retoma Vega-Gil: “Más allá de ideas y simpatías, no hay que olvidar que vivimos una guerra de baja intensidad; hay operativos y estrategias militares, muere gente todos los días. En los 70, tras la guerrilla de Guerrero, muchos artistas que se decían comprometidos, lo olvidaron. Hoy podemos hacer presión, y no sólo como grupos de rock; todos estamos implicados. El chite es hacer una revolución en nuevos términos de expresión”. 

Los Frutos 

Respecto de los frutos que la organización de estos conciertos ha logrado, se expresan algunos de los involucrados. 

Pato de La Maldita señala: “Estos festivales crean espacios de expresión que pueden traducirse en espacios laborales; apuntan al desarrollo del rock mismo. Pocas organizaciones, como las que hemos integrado, han generado tanto en lo material y en lo emocional. Como músico en estos toquines, te vuelves depositario de ciertos ideales y ganas credibilidad moral. Y el discurso no tiene que ser solemne; el zapatismo demuestra que puede ser desenfadado sin perder seriedad”. 

Pinocho complementa: “No es cuadrado, lo que a nuestra generación nos parece natural”. 

Briseño apuntó: “Estos conciertos han servido para agitar la conciencia, para que crezca el movimiento social, para que la gente no le crea al gobierno cualquier cosa, para que la comunidad internacional ponga sus ojos en México y ayude a vigilar nuestros derechos a la vida y la salud, para que la sociedad renueve su relación con sus indígenas”. 

Adriana Díaz Enciso finaliza: “A favor de la ciudad, un ejemplo fue ‘Rock por la paz y la Tolerancia’, cuando rompimos la prohibición de efectuar conciertos al aire libre. No hay muchos espacios dónde oír rock, por eso creamos espacios y fiestas para la gente. Es una satisfacción organizarlos sin ayuda de empresas y que los chavos guarden el orden: son sus conciertos. Y aunque lo que llevamos a Chiapas son toneladas que se acaban en tres días, se hace grande al unirse a la presión de mucha gente de dentro y fuera de México”. 





José Cruz responde a JP Proal

RESPUESTA del maestro JOSÉ CRUZ 
(cantautor y fundador de REAL DE 14)
a Juan Pablo Proal, autor del texto "La generación Zoé".


 
Señor Juan Pablo Proal, leí el artículo que publicó en la revista Proceso y le hago los siguientes comentarios.

Es muy interesante cómo las distintas clases sociales se “engancharon” con su artículo:
Usted jamás habla, con los ejemplos que pone de canción de protesta; pero la gente que le responde sí lo hace. La mayoría “trivializa” lo polémico de su artículo e inclusive, “defiende” y casi “disculpa” a su grupo favorito, por no tener una perspectiva social de crítica ni autocrítica en su cotidianeidad ni en su devenir como seres de carne y hueso: ¿Será porque en su contexto íntimo no cuentan con las herramientas u oficio para desarrollar cualquier tema con profundidad? o ¿Será la voz del confort de una clase social que justifica su indiferencia personal en el artista que elige seguir? En todo caso, compran lo “comercial” por la fama que “alcanzan” sus artistas preferidos.

Uno de los compositores más comprometidos con su voz y sus vivencias, fue el gran José Alfredo Jiménez, otro fue el poeta “maldito” Rimbaud cuya su poesía se volvió un reclamo político ante los poetas de su época, que evadían lo existencial, lo vivencial, lo social y negaban su propia SOMBRA.

Estos dos autores sí conocían su SOMBRA porque se arriesgaron a vivirla, luego entonces, a existirla.

Conclusión: Está el artista con voz propia que decide involucrarse consigo mismo en la búsqueda de su condición humana, sin dejar de ser un ser social y comprometido, y por otro lado, // está el artista auto complaciente, que al perseguir la fama, el prestigio y el dinero, enajena su obra a los caprichos de cualquier disquera comercial que busca el “hit” y la ganancia inmediata. Sin embargo, ambos tienen derecho a existir en el mercado; por lo tanto, el público según su nivel de conciencia y sus necesidades, elegirá a quién seguir.
Atentamente


José Cruz, compositor y fundador de Real de Catorce.

abril 12, 2012

Buzzcocks, St Vincent, Radiohead, Steven Wilson...

porque el espacio en el papel nunca es suficiente..
las RECOMENDACIONES
de la RUTA SONORA
abril 12 a 19


Buzzcocks. St Vincent. Radiohead. Steven Wilson

Buzzcocks

La primavera sigue floreciendo, pródiga en conciertos que nos tiene a los melómanos en un hilo,al menos en la capital.

Guitarras a tope

Las guitarras estallarán hoy jueves 12 en el recién estrenado Auditorio Blackberry (Tlaxcala 160 e Insurgentes, Condesa), con dos actos relevantes. Se puede adquirir boleto para cada concierto por separado, o uno para ambos por $600, tanto en la dirección citada sin cargo, como en Ticketmaster.

1. El 4 de junio de 1976, Manchester se vio infectada por el histórico concierto donde se dieron a conocer The Sex Pistols en el Lesser Free Trade Hall, ante unas 40 personas. Crucial, porque entre el público que presenció a esta incendiaria banda, estaban varios de los que fundarían las agrupaciones que darían un giro al sonido y a la concepción inmediata, ruidosa, elemental y rebelde de la música, una vez avejentado el “verano del amor” de fines de los años 60 y estancado ya el virtuosismo de inicios de los 70: integrantes de The Smiths, Joy Division, The Fall, escritores, el periodista y productor Tony Wilson, etcétera (como lo representa el filme 24 hour party people de Michael Winterbottom, 2002). Y por supuesto, los organizadores de ese desgarriate estaban ahí, listos para meses después telonear a los Pistols en su gira Anarchy Tour y seguir pasando a la historia como parte del movimiento que auguraba el “No Futuro”: los Buzzcocks.

La banda encabezada por Pete Shelley iba a tocar ese día, pero no estaba lista. Así que un mes después, en la segunda actuación de los Pistols ahí mismo, ahora atestado de gente, los Buzzcocks partieron el queso con su punk urgente, intenso, aunque menos político, sobre extrañas historias de amor, aportando algo que los distinguió: su maestría para crear melodías vocales distintivas, riffs seminales, memorables, y estructuras más elaboradas que las de sus contemporáneos, capaces de influir a generaciones, hasta nuestros días (Pixies, Nirvana, The Libertines), sobre todo con los discos Another music in a different kitchen, Love Bites (ambos de 1978) y A different kind of tension (1979).
Formados en 1975, desbandados en 1981 y vueltos a reunir en 1989, con grabaciones y giras esporádicas, el combo de Manchester se ha mantenido activo, y estará hoy en la ciudad de México. 22 horas, $380.

Annie Clark (St Vincent)


2. St Vincent: pseudónimo de la compositora, guitarrista y cantante texana Annie Clark, cuyo creativo trabajo es disfrutable en los discos Actor (2009) y Strange mercy (2011). En segunda visita, a bordo de su pequeña pero tronadora guitarra, con sus ensambles y claridades jazzy-rocan-trónicas, la ex integrante de la orquesta del experimental Glenn Branca y ex músico de soporte de Polyphonic Spree, Sufjan Stevens, Regina Spektor y Feist, cantará agraciada, con esa retorcida forma que tiene de ser dulce y siniestra, exaltando la pérdida y la neurosis; generando tensión sónica, vaporosidad vocal-ambiental, y desajustes armónicos. Su pop contemporáneo de gran clase partirá más de una crisma. 19 horas, $380.


El rey caído

Radiohead

Entre 1997 y 2007, el mega-quinteto de Oxford, Radiohead, se volvió referente histórico: artesanos del detalle sonoro, creadores de atmósferas inusitadas, con ganas de innovar y generar sonidos e imágenes muy de su tiempo, y no ser refrito de nada. Impecables y estremecedores en sus álbumes Ok Computer (1997), Kid A (2000), Amnesiac (2001) y Hail to the thief (2003); paradigmáticos en 2007 al emitir el In Rainbows de forma digital descargable, pidiendo se pagara el precio que fuera; deslumbrantes en sus actuaciones en vivo, Thom Yorke y compañía, entre letras descorazonadas y existenciales, se mantuvieron en lo alto del prestigio durante una década. Sin embargo, The King of Limbs (2011) desilusionó a millones, por haber bajado la exigencia: no más sorpresas ni texturas y atmósferas desconcertantes o inesperadas. La autocomplacencia les alcanzó de triste forma. Yorke empezó de DJ en clubes con estrellas del dubstep, y el genio del grupo, Jonny Greenwood, dedicó mayor creatividad a hacer soundtracks o ejecutar actos de vanguardia con artistas como Krzysztof Penderecki. El resultado: un disco descuidado; rítmicas electrónicas rebasadas hace lustros y melodías monótonas, aburridas. Nada del desgarramiento de alma de antes.
Si bien la calidad del grupo en vivo se mantiene intacta, es doloroso ver amilanarse a una banda que lo ha tenido todo para trascender, creativamente hablando. Aun así, la contundencia de lo que han sido prevalece en una gira que, de no crear algo mejor en el futuro, podría ser de sus últimas con mediana dignidad (setlists recientes: Marzo 15 http://bit.ly/HCf51b, Abril 9: http://bit.ly/HW3nv1 ).

Radiohead en México por tercera ocasión: 17 y 18 de abril. Foro Sol. 20 horas, $230 a $1250 (ayer se liberaron boletos).



Spoken Fest, Misfits, Anthrax

Viernes 13:



-- 1. Steven Wilson es uno de los productores, músicos e intérpretes más respetados del Reino Unido, sobre todo a partir de la guitarra, quien ha pasado por numerosas bandas derrochando virtuosismo y elegancia, conocido sobre todo por haber integrado Porcupine Tree (influencia fortísima sobre Radiohead) y Blackfield, y haber producido a numerosos artistas como la jazzista noruega Anja Barbarek, los progresivos Orphaned Land, la legendaria banda Marillion, y haber sido invitado en la voz por bandas como Pendulum y Dream Theater. Recientemente, uno de sus trabajos más reconocidos fue su primer álbum solista Insurgentes (2008), bellísimo, etéreo, intenso e intrigante, ligado a un documental de mismo nombre, dirigido por Lasse Hoile. Uno de sus encargos recientes fue remezclar el catálogo de King Crimson. Como puede verse, su prestigio y oreja se mueven entre los más alto de la crema guitarrera.
Teatro Metropolitan (Independencia 90, Centro). 21 horas, $200 a $700.


Jermán Argueta, improvisador --

2. Spoken Fest (hip hop, trova, improvisación, slam de poesía): Viernes 13, Sábado 14 y Domingo 15 en el Museo Universitario del Chopo (Enrique González Martínez 10, Sta Ma la Ribera), 19 horas (domingo 15 horas), entrada libre. http://rojoquerojo.blogspot.mx/2012/04/espoken-fest-df-hip-hop-trova-impro.html?zx=b9fe01eefa2a75ce

- Viernes: Sesiones de varia invención: Van T Crew, Ana Zarina Palafox, Gloria Rodríguez, Jermán Argueta, José Alberto Gallardo, Los vehículos que atropellan al ser, Taller de Quimeras, Leticia Servín.

- Sábado: Duelo de improvisadores. Fernando Villa / Nara Pech, Ana Zarina Palafox, Van-T / Ximena Montero, Diana Rayón / Andrea Zolá, Enrique Melgarejo / Jermán Argueta, Ulises Trejo Amador / Galo Balkazar, Mauricio Jiménez / Tanquetch, Gustavo Proal.

- Domingo: Slam de Poesía: Luisa González, Mariana Montero, Daniela Flores, Nera Pech, Selene Egregio, Judith Satán, Areht Palacios, Adrián Esparza, Javier Raya, Carlos Titos Barraza, Mc-L-on, Karloz Atl, Juan Joaquín Pérez Tejeda, Diana Rayón, Rojo Córdova.

3. Dapuntobeat y su funkielectro bailador en El Imperial (Álvaro Obregón 293, Condesa). 22 horas, $120.

4. De Guadalajara, el sonido amable y agraciado de Technicolor Fabrics. Pasagüero (Motolinia 33, Centro). 22 horas, $100.

-- Andrea Balency

5. Canto bonito, armonías jazzeras, acordeón sonriente: Andrea Balency Trio. Foro del Tejedor de El Péndulo (Álvaro Obregón 86, Roma).

6. Metal mexicano de guardia clásica con Ágora. El Imperial (Álvaro Obregón 293, Condesa). 22 horas, $100.

7. Noche kitsch y electro-guapachosa con Sonido San Francisco y Tropikal Forever. Lunario del Auditorio Nacional (Marte y Reforma, Polanco). 21 horas, $260.



Domingo 15


Misfits en concierto. Cliente frecuente del público mexicano, esta banda clásica de hardcore punk le sigue dando con fe y furia al terror y las pesadillas interiores hechas destrucción auditiva. Auditorio Blackberry (Tlaxcala 160 esquina Insurgentes, Condesa). 21 horas, $300 a $450.


Miércoles 18


-- Anthrax, aún en buen lugar entre los seguidores del thrash metal, viene de vuelta con toda su mata agitable. En esta ocasión, promueve el disco Worship Music (2011), su décimo de estudio. José Cuervo Salón (Moliere y Andrómaco, colonia Ampliación Granada). 20 horas, $550.