entrevista: Patricia Peñaloza
DANIEL GIMÉNEZ CACHO:
"De joven decía que no quería ser una estrella mundial...
pero en el fondo sí quería serlo"
Daniel Giménez Cacho en Guanajuato / foto: Pati Peñaloza |
Guanajuato, Guanajuato. 24 de julio de 2012.
“Éste es el primer homenaje que me hacen… y la verdad me siento muy nervioso”, dice confidente el actor mexicano Daniel Giménez Cacho, bajando la voz, fumando dentro del camerino del Teatro Juárez, al cual me invitó a escapar una vez terminada la charla de dos horas que tuvo por la mañana con un público diverso, gente de cine incluida (ver crónica), como parte de las actividades del XV Festival Internacional de Cine de Guanajuato, mismo que la noche anterior le brindó un cálido homenaje (ver crónica) por su brillante trayectoria como actor de teatro y cine, la cual implica 25 años, una treintena de largometrajes (más otras tres decenas de cortos) y cuatro premios Ariel (Cronos, de Guillermo del Toro, 1993; Profundo Carmesí, de Arturo Ripstein, 1996; Aro Tolbukhin: en la mente del asesino, de Isaac Pierre Racine / Agustí Villaronga / Lydia Zimmermann, 2002 y Nicotina, de Hugo Rodríguez, 2003).
Con 51 años cumplidos en mayo pasado, se muestra tranquilo, radiante, siempre con el personaje a cuestas (gusta de portar el pelo y la barba de sus personajes de forma natural mientras está en temporada de teatro o en medio de un rodaje: nada de cuidar el look en la vida diaria ni usar postizos a la hora de actuar): en esta ocasión, barbado, a razón de que se encuentra ejecutando Macbeth de William Shakespeare, con la actriz Laura Almela en el foro El Milagro (proyecto editorial-teatral creado en 1991 por él mismo, a lado de distintos colaboradores: en sus inicios con Tolita Figueroa, ahora al lado de Pablo Moya, David Olguín y Gabriel Pascal).
Entre otros proyectos, reveló que muy pronto en Once TV México
dirigirá una serie sobre Tepito, en la que actuarán los mismos
pobladores del barrio, una vez realizados varios talleres, de donde se
escogerá a quienes integrarán el elenco final.
Me tardé en decir 'soy actor'
Daniel no pierde la mirada joven de la curiosidad. Inquieto y vivaz, hace brillar sus ojos cual si descubriendo
el mundo a cada instante, con toques que van de la timidez a la travesura y la
seducción.
Con voz baja, se acomoda en la silla y empieza a fundir sus palabras con
el humo del cigarrillo y un espejo detrás cuidándole la espalda.
DGC en el Teatro Juárez, recibiendo la Cruz de Plata del GIFF |
El homenaje de marras sirve de pretexto para hacer un recorrido por sus momentos histórico-personales, y para hacerlo girar en torno a su pasión por el oficio actoral.
“Me tardé mucho en decir ‘soy actor’; empecé haciendo obras de teatro aisladas, por un taller al que me invitó una novia… porque yo en realidad estudiaba física. Me empecé a decir 'actor' unos ocho años después de haber empezado a hacer teatro, por ahí de los 32, es decir, hace unos 22 años”, recuerda.
Descubrir la maldad
Le pido que profundice sobre su proceso profesional: cómo se fue descubriendo como persona y como actor, cómo es que se fue preguntando quién es, y si a través de la actuación misma se hizo preguntas esenciales sobre la vida.
escena del filme "Cronos" (Guillermo del Toro, 1993) |
Contesta: “Actuar se vuelve una búsqueda, una curiosidad. Tiene su lado terapéutico: se va conociendo uno a sí mismo. La mejor parte es cuando te pones en riesgo y no controlas la situación, entonces aparecen cosas sobre ti que ignoras. Se vuelve algo muy rico, muy atractivo. Es increíble la cantidad de sentimientos y actitudes que uno puede tener dentro, sin saberlo. Por ejemplo, cuando empezaba y actué en Bandidos (Luis Estrada, 1990), hice un personaje que tenía que degollar niños y demás maldades. Yo decía: “¡No! ¡Yo no puedo hacer eso, no está en mi naturaleza!”. Entonces te das cuenta de que las ideas que te haces sobre lo que 'es tu naturaleza', según tú, es algo que a lo largo de la vida vas creando: ‘soy así y así, soy buena onda, no tengo esa maldad dentro de mí’. Pero te vas dando cuenta de que es algo totalmente mental: son ideas, porque de pronto puede aparecer dentro de ti una ferocidad y un odio que… ¡Ay! Te desconoces. Me doy cuenta de que todo mundo puede traer esa maldad... Todos tenemos un personaje que vamos construyendo, de la misma forma en que se construyen los personajes de las películas. Ahora, uno va cambiando y va siendo de diferente forma, y eso va afectando también la forma de actuar…”
¿Se va mimetizando tu forma de ser con los personajes y eso va afectándolos, del mismo modo en que vas cambiando en función de ellos…?
“Exactamente. Por eso no existe el ‘ya llegué, ya la hice’, porque en realidad esta carrera es un camino que no termina, que va cambiando. Nunca llegas a ‘dominar’ nada”.
¿Hay algún personaje que te haya afectado más que otros? En el documental que proyectaron en el homenaje, Maya Goded (su esposa) dice que cuando estás haciendo un personaje, te empiezas a transformar en él…
escena de "Arráncame la Vida", de Roberto Sneider (2008) |
“Todos los personajes me transforman de uno u otro modo, pero creo que el personaje Andrés Ascencio de Arráncame la Vida (Roberto Sneider, 2008) fue muy fuerte. Esa sensación de omnipotencia fue muy extraña e interesante; sentir que no hay límite para conseguir tus deseos, que todo lo que quieras se te concederá: casas, mujeres, coches, ¡lo que sea! y que todos te obedezcan. Es algo muy fuerte. Entiendes por qué quienes detentan ese poder se vuelven locos y no lo quieren soltar. Es muy estimulante, energético, afrodisiaco; te brinda unos niveles de conciencia y claridad muy fuertes…”
¿Y cómo haces para bajarte de ese viaje?
“Ah, pues te bajas porque tienes que ir al súper, lavar los trastes, trapear…” (carcajadas).
Me refiero a cómo afectó tu vida…
“Pues es una memoria fuerte. El hecho de reconocerte ahí, ver que tienes algo de eso. Dices: ‘¡qué horror!”
O sea que como seres humanos somos moldeables y quizá todos podríamos ser todo, cualquier cosa, si estuviéramos en ciertas circunstancias…
“Sí. Me queda muy claro. En cuestiones de violencia, creo que todos podríamos ser asesinos, pero aún no nos ha tocado la situación que nos lleva serlo o no. Es muy sano ver así las cosas porque si no, tiendes a pensar: ‘el mal está allá afuera; si alguien mató, es un marciano ajeno a mí: eso es el mal, yo soy el bien’. No nos sirve para entendernos ni para conocernos, ni para frenar la violencia, esa actitud de: ‘le sucede al otro”.
Desde ese punto de vista, sería muy saludable que los niños llevaran Teatro como materia obligatoria en las escuelas, ¿no?
“Sí, claro. Muy cabrón. Hace poco hice un ejercicio en el reclusorio Alfonso Quiroz Cuarón, para adolescentes... fue muy interesante hacerles ver que el mundo puede ir más allá de ‘te chingas o te chingo’. Hacerles ver que hay otra fuerza. Y fue bastante fructífera la experiencia. Sin duda el teatro podría cambiar mucho a la sociedad”.
El actor, una llavecita
Eres un actor al que se le identifica como alguien sensible a los temas sociales, a favor de la actuación y no de la frivolidad “estrellística”. Por ejemplo, recientemente se te asocia al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que encabeza Javier Sicilia. ¿De qué forma sientes que como actor se puede ayudar a cambiar las cosas?
escena de "Aro Tolbukhin: en la mente del asesino" |
“Sirve sobre todo para ayudar a estar organizados, no sólo en ese movimiento sino en general como ciudadanos. México ya está despertando o al menos así lo parece. Me gusta que estemos entendiendo que sí podemos modificar las cosas más allá de partidos, a partir de acciones ciudadanas. Al ser conocidos, los actores somos una especie de ‘llavecita’, que ayudamos usando los micrófonos, y aprovechamos ese poder para atraer la atención hacia ciertos temas que nos parecen importantes”.
Siento que los legitima a ti y a otros de tu estirpe, ser actores independientes, no casados con Televisa o TV Azteca, por ejemplo, o con partido alguno…
“Sí, eso ayuda a que tengamos repercusión, pero no porque nos sigan directamente, sino porque ayudamos a activar a los demás, contagiamos; te ven y dicen: ‘nosotros también vamos a hacer cosas por acá’, y se empieza a diseminar”.
Respecto a la situación actual en México, Daniel expresó que aunque se vienen momentos políticos difíciles, “es esperanzadora la participación social que está surgiendo; ninguno de los candidatos nos iba a resolver las cosas, pero la lucha que se está dando rebasa ideologías y partidos; es mucha la gente que está diciendo ‘no quiero’. El político que gobierne tiene que hacer caso, o si no la cosa será insostenible".
Por otro lado, agregó, "es un gran momento para democratizar los medios; el tema ya está más que documentado, escrito y dialogado, sólo falta votarlo y controlar el poder desmedido que tienen; lo han atorado sólo por la presión que ejerce Televisa: nos merecemos una tele donde nos podamos reconocer, que ya no sea un instrumento de manipulación o imbecilidad”.
escena de "El Callejón de los Milagros" (Jorge Fons, 1995) |
Visto de cierta forma, Enrique Peña Nieto también es un actor, pero desde otro punto de vista…
“Si. Ha sido construido con mucho cuidado, y lo tienen que cuidar demasiado o si no se les cae el muñeco. Todo su personaje ha sido una cosa diseñada, planeada: una pareja de la tele, con una actriz de la tele. Un tipo que proyecta una imagen de ‘éxito, seguridad, belleza’. Hay un control muy fuerte de su imagen, de 'futuro y esperanza’, no lleno de pleitos ni reclamos. Se pone en él esa cosa aspiracional que anhela mucha gente a quien va dirigido, como para que digan: ‘quiero ser parte de eso’. Es algo perverso, pero en ello está su propia debilidad, pues se les puede caer en cualquier momento. Hay que analizar qué clase de telenovela es ésta y meterle la mano al guión”.
Actores naturales vs
personalidades-personaje
personalidades-personaje
Volviendo al tema de los ‘actores naturales’, como los que elige el cineasta mexicano Carlos Reygadas, en la charla con el público dijiste que no te molestan, que te agradan y que incluso te representan un reto; dejar de ver al actor como un mito, una estrella inalcanzable… Y volvemos a lo dicho antes: que cualquiera podría actuar. Me gustó tu visión generosa y modesta al respecto…
escena de "Nicotina" (Hugo Rodríguez, 2003) |
En privado, Daniel es más políticamente incorrecto que en público: “Pues sí. Pero cuando uno lleva ya un rato trabajando, y has hecho muchas cosas, te pueden empezar a identificar, evaluar y conocer. En cambio, un ‘actor natural’ lo es la primera vez, nada más. La segunda ya no lo es, ya se está preparando, ya agarró maña, se acabó ahí. Por eso pienso que si alguien gusta del trabajo de uno, es porque al paso de los años empieza a comparar lo hecho y ven cómo te vas transformando. Entonces puedes decir ‘es buen actor’ o no, o ‘se la pasa haciendo lo mismo’ o no...”
Sin embargo, hay actores que hacen del actuar “siempre igual”, un estilo…
“Así es. Como Jack Nicholson. Y es genial. Pero son maneras distintas de trabajar. Nicholson trabaja con su personalidad: ha hecho de su personalidad un personaje. En mi caso, o el de actores como Gary Oldman, me gusta siempre cambiar, transformarme, hacer cosas diferentes. Quizá si no tienes una ‘personalidad arrolladora’, pues te la inventas”.
El actor creador
Otra cosa que te caracteriza, es que no eres sólo un vehículo, como dijiste en tu charla con la gente, sino un creador. ¿Podrías hablarme más de ese concepto y ese trabajo?
Daniel Giménez Cacho y Laura Almela en "Macbeth" de Shakespeare |
“Yo trabajo como me enseñó mi maestro Juan José Gurrola, que hablaba siempre del actor como un creador. Él usaba una imagen increíble: decía que el actor tenía tras de sí el caos, entonces uno enfrente lo ordenaba, y sacaba elementos de ese caos para comunicar. Por eso siempre nos ponía a escribir, pintar, hacer ejercicios… para estimular la creatividad. Pero hay mucha polémica para los derechos de autor de ese trabajo: un actor, ¿es autor o intérprete? Si eres un actor-creador, ¿cobras como autor? En México se nos considera intérpretes, salvo que hayas escrito la historia y la actúes tú mismo. Sin embargo, si haces Macbeth, aunque esté escrito, no hay ‘una manera de interpretarlo’, lo tienes que inventar de la nada, tienes que crearlo, construir el tuyo propio”.
Giménez Cacho, antes y después:
el día que casi deja la actuación
El homenaje es una oportunidad para comparar quién era el Giménez Cacho de Sólo con tu pareja (Alfonso Cuarón, 1991), la película con la que te diste a conocer de forma masiva, y quién eres ahora... y cómo te imaginas a los 70 años.
“El Daniel que hizo Sólo con tu pareja era un muchacho con muchos sueños no admitidos. Tenía la idea de que no quería ser estrella... ¡pero en el fondo sí quería serlo! (risas). Eso lo supe ya después. A los 40 años me entró una crisis. Entre otras cosas, tuve que admitir que sí me hubiera gustado ser una estrella mundial. Era un deseo oculto. Por eso no me podía reconocer a mí mismo. Porque me decía: ‘quien es estrella es chafa, y fulanito ya se la creyó y ya chafeó’.
escena de "Sólo con tu pareja" (1991) |
"Actoralmente... pues antes preparaba mucho las escenas, lo que iba a decir y cómo lo iba a decir, la respiración y no sé qué… pero ahora he aligerado la carga. Espero más recibir del director, del vestuarista, de quien sea, en vez de estar proponiéndolo todo. Ahora digo: ‘me sé los diálogos, los iré soltando, y de ahí vamos a ver’, porque a la mera hora el director te dice lo que él espera; es su película. Sí me preparo, armo mi personaje, pero ya no diseño… Ya soy más abierto para ver qué sucede”.
Sobre su crisis de los 40 también compartió: “Hubo un momento, mientras actuaba en la obra de teatro El Cántaro Roto (de Heinrich von Kleist) que de plano me pregunté: ‘¿qué hago aquí? ¿por qué hacía yo esto? ¿a dónde voy a llegar? ¿qué me interesa?’ Estuve a punto de dejarlo. Quizá por eso apareció también lo de empezar a dirigir, ver hacia otro lado. Y al hacerlo, recuperé de nuevo lo de querer ser actor. Dirigir me empezó a estimular de nuevo. Vi que si no había conseguido ciertas cosas, estaba consiguiendo otras, y a lo mejor consigo más, no lo sé. Porque como dije, yo nunca siento ‘haber llegado’. Ahora estoy más sereno y disfruto cada cosa que consigo… A futuro me gustaría mucho dirigir, dar clases. Me gustaría dar talleres y seguir haciendo lo que me gusta”.