¡JOSÉ AGUSTÍN es ROCANROL!
ROLLING STONES: SATISFACTION
En el principio, fue
la INSATISFACCIÓN. La maquinaria de la revolución industrial engullendo el
espíritu del ser humano, dejándolo en carcasa. Las guerras mundiales, el desencanto
de la modernidad. La insatisfacción que se disemina como bomba biológica para
posarse sobre las antenas de mentes jóvenes sensibles; la corporeidad como
receptora de una iluminación intuitiva, concebida para unos cuantos elegidos.
José Agustín, alma ancestral, alma que no envejece, alma perenemente joven, que
aparece en medio de un cosmos de oscuridad como una antorcha de neón que
tintinea de madrugada en una celda mientras la energía del orbe joven es por él
absorbida como un gigantesco remolino de locura y sabiduría.
José Agustín, puerta
dimensional literaria, primigenia, de una nueva generación inmediata, en
contraposición a una oligarquía dominante y ensoberbecida, brinca al escenario,
toma el micrófono; lo prende y se abre un vicio agudo que chirría y truena las
bocinas, para ensordecer a los ya de por sí sordos y caducos, viejos rancios
engominados de mierda.
JEFFERSON AIRPLANE: WHITE RABBIT
José Agustín, ese
maravilloso mash-up, adelantado como medio siglo, que nace psicodélico en su
lenguaje pero no llega a pregonar quietud (ni la contemplación llena de flores
en la cabeza) sino la ruptura de vidrios, para devenir en un prematuro ente punk,
macizo y tronado. José Agustín: pura psicodelia punk.
LOS LOCOS DEL RITMO: YO NO SOY REBELDE
José Agustín, el
rebelde con causa apasionada por la palabra, empecinado en causar molestia a
los señores popof de la cultura institucionalizada con C Mayúscula de Cabrones
y Culeros. José Agustín, piedra fundacional grandota en medio del jardín, para
recostarse sobre ella y fumarse los minutos que nos roba la tristeza; para
soñar con romper las formas, rascarse la molestia que implica existir hasta
sacarse sangre. El subversivo que todos queremos ser. El atascado que
quisiéramos ser sin temer a morir en el intento. El espíritu puro, naïve, que
se revienta y reinventa gruexxxo porque sabe que es frágil y en su sobriedad
podría quebrarse. El alma encantadora, fresca, sin pretensiones mamertas ni
heroicas, que se presenta como un compa igual a ti, que se sienta a tu lado y
te deja descubrir que quizá es el ñoño promedio que en realidad somos todos en
la intimidad de nuestra vida antisocial. José Agustín, el morro de 20 años que
se cristaliza para siempre en nuestra memoria al lado de nuestros recuerdos,
como si sus historias fueran nuestras; estrella de rock plasmada en el poster
de nuestras recámaras (cerebrales) más íntimas y recónditas.
PATTI SMITH: ROCK N
ROLL NIGGER
José Agustín: la
marginalidad como bandera frontal, capaz de abrir un boquete desde dentro de la
mazmorra del capital, hoy llamado neoliberalismo, que en los 40, 50, 60, 80,
2miles, sigue siendo la misma fuerza opresora que te ahorca, te exprime el alma
y te lleva a buscar una salida a través de la volatilidad mental. La pluma, la
cinta, el teclado, la cámara, la grabadora que se salen a las calles, brotan de
la calle, se alimentan de la calle, estallan en la calle y hacen surgir
cipreses en medio del asfalto más árido de la comarca.
Como le pasó al
rocanrol, al jazz, al punk, al rap, desde la aparición de José Agustín desde el
lado oscuro del camino, la señora institución, casada con el señor sistema, le
vieron como género menor, para luego pretender aceptarlo, un tanto a regañadientes,
al ver que al paso del tiempo se convertía inevitablemente en un clásico
entrañable. Buscar integrarlo a la maquinaria comercial, apropiárselo, sin
lograr nunca domar su espíritu rebelde original.
De forma paralela a él
como obra, como un género contracultural en sí mismo, su valiosa observación
social es un referente didáctico, urbano, asequible a las mayorías.
Tragicomedia mexicana y La Contracultura en México, aportan un diálogo que
nadie se había lanzado a aterrizar de esa forma.
Particularmente, La Contracultura en México es un magnífico mapa de las corrientes alternas del siglo XX que más causaron corto circuito. Y como dice Carlos Martínez Rentería, quizá sin ese libro, la discusión pública y el estudio sobre tal fenómeno quizá se habría diluido en México.
La descripción que el
maestro da sobre la misma, es en extremo pertinente y actual:
"Contracultura es
una serie de movimientos y expresiones usualmente juveniles, colectivas, que
rebasan, rechazan, se marginan, confrontan o
trascienden a la cultura dominante, enajenante, deshumanizante, que
consolida al status quo; que obstruye y/o destruye las posibilidades de una
expresión auténtica; que aceita la opresión, la represión y la explotación por
parte de quienes ejercen el poder: naciones, corporaciones, centros financieros
o individuos. Tal rechazo viene de la insatisfacción, por lo que genera sus
propios medios y se convierte en un cuerpo de ideas y señas de identidad, que
contiene actitudes, conductas, lenguajes propios, modos de ser y vestir: en
general una sensibilidad y mentalidad alternas a las del sistema: opciones para
una vida menos limitada, también llamadas alternativas o de resistencia.
Expresiones que rechaza el sistema por tener carencias, según sus estándares
impuestos, y porque denuncia la enfermedad que aquél provoca al manipular y
sojuzgar sociedades desde los centros de poder económico, político y cultural.
Por ello genera incomprensión y represión: es un fenómeno político, que surge
por el desfase que el joven ve entre el discurso oficial y la triste realidad,
por lo que crea su propia nación, modos distintos de ser que le permitan
conservar vivo el sentido de la vida. Por ello el sistema no escucha propuestas
ni planteamientos, presiona para que el joven acepte acríticamente lo que se le
dice y sea dócil; si no, se le desacredita, sataniza y reprime, con un nivel de
virulencia que varía según el nivel de pobreza, precariedad o indefensión: la
de la contracultura es una historia de incomprensión y represión".
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